sábado, 19 de junio de 2021

Intubado por Covid: Es un proceso horrible


 En los últimos días aumentó la cantidad de ventiladores ocupados, hasta ayer Salud Pública reportó que el 59 % de ellos estaban en uso.

Santo Domingo, RD
“Eran como las 10:00 de la noche y le digo a mi ma­má, mamá ábreme un po­co más el oxígeno porque siento que no puedo respi­rar muy bien”, cuenta Luis Salas con voz flaqueante al recordar el amargo epi­sodio cuando fue intuba­do por Covid-19, “no sé, no me está llegando”.

El joven venezolano de 27 años llevaba tres días en emergencia, no podía dor­mir acostado y su organis­mo estaba lleno de antibió­ticos. La ausencia de aire hizo que comenzara a toser y lo último que recuerda fueron los gritos de su ma­dre al ver sus pies y manos de color púrpura mientras perdía el conocimiento.

“Mi muchacho casi se me muere…”, cuenta en­tre sollozos Lolimar Rea, su madre, cuando este medio le contactó vía telefónica.

“Mi hijo se me puso bien mal, salí corriendo a bus­car a las enfermeras y ellas a los médicos porque se me puso morado”, agrega an­tes de romper nuevamen­te en llanto y reprochar a su hijo por revivir tal hecho que lo consumió físicamen­te.

A pesar de jugar tenis, escalar montañas, correr y no fumar, los pulmones de Luis Salas fallaban, lue­go de que estuvieran lle­nos de líquido. Fueron cin­co las pruebas Covid, tanto de antígenos como PCR, y resultaron todas negativas hasta que le realizaron una tomografía, la cual reveló la neumonía que acababa poco a poco y de forma si­lente sus pulmones.

Tras días en búsqueda de atenciones médicas, la avanzada y poco tratada Covid-19 provocó en su sis­tema un paro cardiorespi­ratorio, lo que llevó a que lo intubaran, un proceso que describió como horrible.

“Fueron tan solo 48 horas con respiración asistida, ali­mentándose a través de vía intravenosa, y no se lo desea a nadie”.

“Es un sabor amargo y se­co en la boca, como si estu­vieras atorado, atragantán­dote con algo, que no te lo puedes sacar, que eso es lo que le está dando respira­ción a tu cuerpo, o sea que es lo que te está mantenien­do vivo”, dice.

El también doctor, espe­cializado en traumatología, explica que las cánulas de oxígeno no ayudan mucho, ya que su función es ayudar a ventilar, por lo que nece­sitaba estar conectado a un ventilador.

“Es algo que tú en sí es­tás allí y escuchas a las per­sonas, pero no puedes re­accionar”, dice sobre su experiencia luego de que sus pulmones colapsaran de tanto jadear en necesidad de respirar.

Tan mal se vio que se sen­tó junto a su madre como pudo y a modo de despedi­da le dijo que le amaba, por­que pensó que estaba en sus últimos días. Salas narra que además sentó a sus herma­nos y pareja para distribuir sus bienes, esperando su pronto fallecimiento.

Siendo el mayor de tres hermanos y la columna ver­tebral de su hogar, llegó a pensar que si moría se aca­baba la familia. Cuando los veía ahogados en lágrimas, solo decía: “Hasta aquí lle­gué”.

Aunque creyó que todo había culminado una vez desintubado, durante un mes vivió con un sabor “co­mo extraño y asqueroso” y con un insoportable ardor en la garganta mientras ci­catrizaba.

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