Eso puso a República Dominicana en el centro de esa lucha ideológica ante la determinación de Estados Unidos de impedir que una nueva Cuba surgiera en el Caribe.
En el marco de esas tensiones, bautizadas como “Guerra Fría”, se impulsó un golpe de Estado contra Juan Bosch por “sospecha de comunista”, para ser sustituido por un Triunvirato afín a la política anticomunista impulsada por Estados Unidos.
Las tensiones internas y la determinación de grupos políticos de restaurar el orden constitucional interrumpido con el golpe de Estado contra Juan Bosch desencadenó en la guerra de Abril de 1965, en la que se erigió como figura fundamental el coronel Francisco Alberto Caamaño Deño, movimiento que fue aplacado por una intervención militar directa de Estados Unidos.
Estando intervenido el país se celebran elecciones en 1966, que gana Joaquín Balaguer, dando inicio al periodo que se conoce como “la Era de los doce años”, que se caracterizó por las fuertes tensiones internas entre grupos de izquierda y las fuerzas gubernamentales.
En ese periodo se forma el “Grupo de Resistencia”, que tiene como figura principal a un joven revolucionario, que con 17 años dirigió un comando durante la Revolución de Abril de 1965, Amaury Germán Aristy.
Las fuerzas de seguridad del Estado le atribuía a ese grupo tener influencia del régimen de Cuba y formar parte de una trama para derrocar al presidente Joaquín Balaguer.
‘Los Palmeros’ formaban parte de una estructura urbana de apoyo al plan que desde Cuba gestaba el coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó.
El convencimiento de los Palmeros de que las fuerzas de seguridad del gobierno los buscaban para matarlos hizo que estos se mantuvieran en la clandestinidad por meses, eludiendo la persecución.
El 11 de enero de 19 los servicios de inteligencia localizaron en una casa, por el kilómetro catorce y medio de la autopsita “Las Américas”, a Germán Aristy, que con 24 años lideraba el grupo, a Virgilio Perdomo Pérez, Ulises Cerón Polando y Bienvenido Leal Prandy (La Chuta).
La vivienda fue sitiada a eso de las 10 de la noche de ese 11 de enero, pero Los Palmeros lograron eludir el cerco y se refugiaron en una de las cuevas del sector. Entonces el Gobierno los sitió y fue paulatinamente aumentando el número de agentes utilizados para eliminar la resistencia de esos cuatro jóvenes, hasta llegar a los 2,500 efectivos combinados de la Policía Nacional, la Marina de Guerra, la Fuerza Aérea y el Ejército.
Las primeras bajas de Los Palmeros fueron Leal Prandy y Cerón Polanco y después Virgilio Perdomo Pérez.
La valentía de los cuatro jóvenes que enfrentaron las fuerzas militares en una batalla tan desigual fue reconocido hasta por militares que participaron en la contienda, llegando uno de ellos a decir “con diez jóvenes como esos se tumba un Gobierno”.
“Las operaciones militares que allí se desarrollaron al día siguiente no tuvieron inspiración ni ayuda militar extranjera.
No tuvieron otro propósito que el de evitar la subversión que ya tenía organizada e iniciada su realización por los insurrectos que murieron en esa acción bélica”, expresó el entonces jefe de la Policía en la entrevista publicada por la Revista Ahora del 24 de enero de 1972.
Lo que dijo Bosch
La política. Al día siguiente de los acontecimientos de la batalla de la que hoy se cumple 50 años, el entonces líder del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), Juan Bosch, se distanció de los métodos utilizados por la ultraizquierda. En la edición 428 de la revista Ahora del 24 de enero se le atribuye haber dicho:
“El PRD sólo irá a la lucha que el propio PRD escoja, en el terreno, en la oportunidad y con los medios que el PRD considere convenientes.
Precisamente en los periódicos de hoy (13 de enero” la Policía publica un largo informe de Amaury Germán Aristy en el que hay una prueba de eso que estoy diciendo.
Hará algo más de un año un joven me pidió por teléfono una cita para pedirme algo importante, y cuando me visitó me dijo que hablaba en nombre de Amaury Germán Aristy y que éste pedía que el PRD enviara una persona competente a Cuba para tratar en ese país asuntos concernientes a la revolución dominicana.
“Le respondí que no podíamos mandar a nadie a Cuba y además que en nuestra opinión eso no conduciría a nada porque Cuba no estaba en condiciones de actuar como lo había hecho hasta principios de 1969, razón por la cual tendría que adoptar una línea política diferente en sus relaciones con los países de la América Latina; y los hechos han venido a demostrar que esa posición nuestra es la correcta”.
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