República Dominicana es un país muy politizado, pero esta vez el proselitismo se ha adelantado más que nunca
Mientras Luis Abinader parece consolidar su liderazgo dentro y fuera del oficialista Partido Revolucionario Moderno (PRM), una buena parte de la oposición política adelanta el proselitismo con miras a unas elecciones presidenciales que se realizarán dentro de tres años.
Abinader tiene casi nueve meses en la Presidencia y hasta el momento, ha pasado la prueba ante la opinión pública, a juzgar por la prolongación de la tregua que le concede la sociedad a los gobiernos. Esta es una tregua que no tiene que ver con los cien días que tradicionalmente otorgan los opositores, sino que se trata de un compás de espera de la población, que puede ser más corto, o más largo, como ha ocurrido ahora.
Aunque su equipo no suele mostrar números de encuestas, como sí hacía el de su antecesor, el peledeísta Danilo Medina, se percibe en el ambiente que la gestión de Abinader aún goza de gran aceptación. La gente parece valorar el manejo que ha tenido de la pandemia, y también reconoce que este tema le impide acometer otras tareas y cumplir determinadas promesas.
En carpeta, Abinader tiene pendiente un tema que constituye un desafío para su imagen y la de su gobierno, que es la reforma fiscal. Esa podría ser su gran prueba.
Mientras eso ocurre, Abinader mantiene su fortaleza y hasta los errores los aprovecha. Por ejemplo, ante los evidentes fallos comunicacionales en su gobierno, el Presidente ha asumido la vocería oficial en los distintos temas, lo que ha contribuido a fortalecer su imagen.
En tanto, la oposición se ha embarcado en un proselitismo que algunos llaman prematuro, pero que en este contexto, tiene sus razones.
En la calle
El expresidente Leonel Fernández está en la calle desde hace tiempo, y ya no solo juramentando expeledeístas en su partido, Fuerza del Pueblo.
Lo que pasó el fin de semana en Santiago, donde agotó una intensa agenda política es una muestra de que Fernández ha decidido tomar un ritmo de trabajo como si las elecciones estuvieran a la vuelta de la esquina.
A principios de febrero, el ex mandatario había anunciado su intención de recorrer el territorio nacional tan pronto concluyera el primer congreso de su partido.
“No hay pandemia que nos detenga, vamos a la calle a convertir la Fuerza del Pueblo en el principal partido del país”, dijo Fernández en ese momento.
En tanto, dos dirigentes del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) no han esperado el visto bueno en esa organización política, sino que se han lanzado desde ya tras la candidatura presidencial.
Se trata del ex procurador Francisco Domínguez Brito y el actual alcalde de Santiago, Abel Martínez. Aunque la lista de “presidenciables” del partido morado se acerca a la decena, son estos dos santiagueros los únicos que están en la calle en un activismo que hasta ahora es intenso, pero que también será extenso, porque esto es apenas el inicio.
Razones de la campaña adelantada
Hay factores que si bien no justifican la campaña prematura, sí lo explican. En el caso del PLD, los que están en la calle no han sido nunca candidatos a la Presidencia y entienden que para competir, necesitan arrancar desde ahora.
Con Fuerza del Pueblo ocurre lo contrario. En este caso, sí hay un líder fuerte, muy conocido, de amplia trayectoria y que ha sido tres veces Presidente. Pero su partido es de reciente creación y necesita crecer.
Es decir, mientras el PLD, aunque no esté en su mejor momento, es una gran maquinaria, no tiene en sus filas, por el momento, un candidato fuerte, lo que sí tiene Fuerza del Pueblo. Lo que le falta a uno, lo tiene el otro.
Con la casa en orden
El escenario actual no puede ser más promisorio para Abinader. La oposición está dispersa y limitada en su accionar. El PLD no está en su condición más óptima y aunque está cohesionado en torno a Danilo Medina, los cuestionamientos a figuras del entorno de este mellan su liderazgo. Leonel Fernández, que puede ser su contraparte, es, en cierta medida, un aliado.
En el PRM, no tiene muchos inconvenientes. Hipólito Mejía, uno de los principales líderes, tiene una importante cuota de poder, mientras que David Collado y otros “presidenciables” también juegan roles estelares en la gestión perremeísta.
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